Los ladrones de cadáveres

Título: Los ladrones de cadáveres

Autor: Robert Louis Stevenson

Género: Clásico

Número de páginas: 32

Valoración personal: 3,5/5

La historia comienza en un tiempo posterior a los hechos relatados a lo largo de la historia, en una posada de Debenham, donde un empresario fúnebre, el dueño de la posada, Fettes y el narrador del cuento, se encuentran reunidos. En ocurre la aparición de un tal doctor Macfarlane, quien despierta el asombro y los nervios de Fettes. En este momento, se deja ver que algún hecho en que estuvieron implicados ambos cuando Fettes era estudiante. El ladrón de cadáveres es un cuento rápido corto con una historia entretenida, Fettes un doctor borracho se encuentra en una taberna de mala muerte con un viejo conocido doctor londinense muy reputado de apellido Macfarlane y allí ambos recuerdan las circunstancia en que se conocieron. Robert Louis Stevenson tiene una narrativa magnífica y este cuento es una realidad histórica pues en el siglo XIX, los profanadores de tumbas como consecuencia de la investigación científica estaban a la orden del día. Pero este relato tiene mucho más de espeluznante porque esta basado en un caso real. William Burke y William Hare seguramente no serían los primeros en lucrarse con esta práctica, pero sí que fueron los más conocidos. Tras desempeñar por separado diversos oficios, ambos se conocerían en la hospedería que regentaba la mujer de Hare en la capital escocesa. La muerte natural de un inquilino enfermo les llevará a trabar contacto con el doctor Robert Knox (1791- 1862), un famoso anatomista que no dudaba en pagar - y bien - por cuerpos para sus clases. Claro que desenterrar cadáveres de cementerios era una empresa costosa y no exenta de riesgos, que además se perseguía severamente. Por ello, los dos compinches idearon un plan de acción tan sistemático que convirtió el asesinato casi en un proceso industrial. Por la hostería de los Hare pasaron la mayoría de sus víctimas, pobres diablos solitarios o con escasa familia, que eran emborrachados y luego asfixiados por la pareja. Al ser descubiertos en 1829, tras asesinar a 17 personas, Burke sería ahorcado por los crímenes que Hare le adjudicó (su cuerpo acabó en la mesa de disección). Knox, por ser médico prestigioso, fue exonerado.

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