Título: Caín Autor: José Saramago Género: Narrativa / Sátira Número de páginas: 189 Editorial: Alfaguara (2010) Valoración personal: 9.5/10 Con una gran irreverencia y con una magistralidad narrativa, José Saramago nos relata de manera satírica algunos pasajes del antiguo testamento, empezando por Adán y Eva, su creación, su expulsión del paraíso y su integración a la vida cotidiana dando a luz dos hijos, Caín y Abel. Ya sabemos que Caín mató a Abel, así que Dios recrimina al primero y éste a su vez le dice que lo ha hecho por su culpa, de esta manera Dios y Caín llegan a un acuerdo donde Dios permite a Caín seguir con vida pero errante. Así pues, a través de la visión de Caín vemos a Abraham, Job, Noé, Moisés y algunos otros reconocidos personajes Biblicos, sin embargo, no es la historia lo que interesa sino la manera en la que se nos relata. Con un sentido del humor negro y muy fino, Saramago en palabras de Caín crítica a Dios, a su obra y sus decisiones más alocadas y también se burla, no solo de las historias relatadas en la Biblia sino de los que creemos en ellas. Este libro no está escrito para quienes tienen creencias religiosas muy arraigadas, la irreverencia, la crítica y la burla son predominantes y además es imposible no pensar “¡Hombre claro, es que eso es tan loco!” y es que Dios es el creador, pero no es precisamente muy benevolente que digamos y Caín se lo dice, lo critica, lo enfrenta y lo reniega una y otra vez. Es una delicia leer a Saramago la manera que tenía para contar historias este señor es digno de alabarse y por supuesto de disfrutarse, todo mundo debería de leerlo al menos una vez en su vida, si no éste, cualquiera de sus libros, en definitiva es difícil encasillar a Saramago, imposible compararlo, fue un fuera de serie, su estilo, su calidad, su manera de escribir y narrar sus libros, he leído libros muy duros de él, también libros donde resalta su retorcido sentido del humor pero siempre estableciendo la crítica social, levantando la voz por las injusticias y como en este caso ante la religión, que como bien lo hace notar Saramago, no siempre resulta en algo ni lógico ni beneficioso.